jueves, 19 de marzo de 2015

Hay que ser amable y suave


Amabilidad en la formación.

Hay ocasiones que los sonidos suaves, las melodías, el recuerdo de una voz cálida puede llenar un vacío lleno de nostalgia.

El ver las películas de tus hijos cuando eran pequeños o el abrir el álbum de fotos inundan la mente de días buenos, días que valen la pena guardar no solo dentro de la memoria sino dentro de nuestro corazón.

Los hijos van creciendo y van tomando su camino y el curso de sus vidas ya va siendo diferente al nuestro, no hay que detenerlos, hay que impulsarlos, apoyarlos con amor y encausarlos a una vida buena llena de valores y empatia a los demás.

Hay que enseñarles a no lastimar a nadie y a pedir perdón, a abrir puertas y cerrar ciclos, unos van a ser de forma hermosa y otros puede ser que con dolor pero hay que situarlos en la realidad que es así, unos llegan y otros se van, lo importante es que ellos se mantengan fuertes y procuren su felicidad.

Dar alas no es fácil, pero hay que construirlas con amor.

Que tengan autoestima lo suficientemente grande para salir exitosos y lo suficientemente humildes para ayudar a quien tengan enfrente y reconocer sus errores.

Continuar con el legado de amor no es fácil, todos cometimos faltas pero hay que saber superarlas para no repetirlas con nuestros hijos.
Los pleitos y la violencia no entran juntas en su formación, solo la bondad y el ser amables, harán de ellos personas coherentes y amorosas con su entorno y con su futuro.

A los 40 se que me he equivocado mucho, pero intento con el alma no repetir patrones negativos que puedan dañar a las personas que mas quiero que son mis hijos. 

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