domingo, 31 de julio de 2016

Observando

Si crees que no me doy cuenta es porque solo permanezco en silencio, observando.

Observo, como la falsedad y la indiferencia se aparecen como una nube negra a punto de llover.

Observo como la historia se repite con la crueldad de la gente que ya no se pueden llamar seres humanos, como desde mi pequeño lugar asignado puedo percatarme de que no solo el mundo que me rodea, también el exterior tiene crisis, ya sea religiosa, de poder o existencial.

Observo como los grandes amores desaparecen y se quedan suspendidos en zona de confort con fecha de caducidad.

También veo como la luz se abre paso a través de la inocencia y la bondad, la empatía y el buen carácter que tienen muchos aún para los demás, pero tristemente son los menos que los más.

Las familias que se dicen unidas son las que más se ignoran y las que parecen distanciadas son las que más al pendiente están de los corazones necesitados.

Es mejor desear el bien y bendiciones, lo que te ofrezcan a cambio es lo que habita dentro de los demás.

Veo que sigue amaneciendo muy a pesar de los deseos ajenos para otras almas y como estas se consumen  no por lo propio sino por lo que les falta y les hace ruido.

Cuando des no esperes nada a cambio, ni un abrazo, pero si este se te niega en un momento de tristeza no lo tomes a mal, pero no lo olvides, no es rencor, solamente es memoria para que ya no te desgastes en dar a quien no lo merece.

A los 40 observo desde donde me tocó estar, antes trataba de mediar pero hay situaciones que al final del día no me pertenecen y ya no dejo que me afecten. Observo como la humanidad fuera de mis fronteras cada vez está peor pero no pierdo la fe ni la esperanza de que seamos más los que deseamos paz, unión y amor, que los que provocan malos entendidos, amarguras, atentados y guerras.

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