viernes, 9 de septiembre de 2016

UN DIA NORMAL

"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento." Viktor Frankl
Después de dos meses de muchas lagrimas por grandes perdidas del corazón como lo fue despedir especialmente a mi Tia Eva y a mi amiga Lety en su viaje al cielo, ayer tuve un día normal.

Sigo triste, ya acepte, pero eso no quiere decir que olvide ni que a momentos llore desde lo mas profundo de mi corazón, pero se que lejos de la frase armada, "están en un mejor lugar", estoy segura que lo que menos ellas hubieran querido es verme tan triste y llorando a diario por los rincones, hoy decido seguir adelante tal y como la vida y la familia te lo presentan.

El olvido llega cuando el corazón ya no siente ni recuerda y ese jamás va a ser mi caso, mi Tia me dejo una vida de ejemplo y amor que siempre va a ser una constante diaria, me sorprendo mucho como en muchos detalles sin darme cuenta siempre esta presente y la recuerdo con mucho amor, así también mi amiga Lety, nos falto mucho por recorrer junto a los niños pero me dejo un cariño muy especial y una visión de amistad diferente a las que había sentido antes, a las dos, como diría Juan Gabriel que hoy escuchamos a diario también con tristeza, mi amor eterno.

Ayer me levante como siempre a hacer el desayuno, por partes porque mi hijo el grande entra mas temprano,cuando el se va llega mi hija entonces es desayuno y platica parte dos, y cuando se va, aparece mi marido, entonces desayuno parte tres y de ahí comienza ya la rutina. misma que había quedado en puntos suspensivos por la tristeza emocional, mas tarde voy a hacer ejercicio y me veo con mis amigas, regrese a hacer la comida y a recibir a los niños, platicamos mucho sobre el colegio y por primera vez en dos meses creo que me di cuenta de lo que hablaban y sentí mucha paz.

Ya entrada la tarde con las tareas, el ir y regresar de mi hijo con las clases que da, la ida al spinning de mi hija, en fin la vida normal de cualquier mamá, la rutina de la que siempre nos quejamos pero que es sagrada y no me había dado cuenta hasta que punto necesaria, ya no me quejo si estoy de chofer, hoy agradezco el poder estar, así simplemente junto a ellos en la locura de su adolescencia.

Por la noche la cena, ayer fueron hot dogs y los cuatro juntos compartimos lo que fue nuestro día, nos despedimos ya para dormir, bendiciones para todos y reino el silencio como por las once de la noche.

Alos 40, jamas voy a poder superar las perdidas del corazón pero si las acepto como voy pudiendo, de la mano de mi familia que en todo momento estuvo junto a mi de mil formas, de todas las amigas que me abrazaron y se hicieron presentes, ayer después de mucho tiempo lento sentí que regrese a mi lugar, a mi espacio y a mi tiempo. Gracias por compartir el tuyo conmigo.

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