miércoles, 14 de febrero de 2018

Para una buena historia

Para una buena historia se necesita amor, interés, mucha investigación sobre la persona o tema a tratar.

Para una buena historia hay que ser honestos y originales, hay que buscar dentro y sanar las heridas para poder lograr un perdón interno, cambiar y entender ese gran gesto personal que te haga sentir mejor.

Para poder reescribir una buena historia se necesitan acuerdos, reglas, mucho respeto y reconocimiento a la dignidad propia y de quién se quiera escribir o de lo que se quiera tratar.

Para una buena historia hay que entender lo que se siente en ese momento, cada renglón se debe de escribir no desde la cabeza sino desde tu espíritu, te tiene que tocar desde dentro para poder transmitir ese sentimiento.

Cuando no se siente nada, no se puede escribir nada.

Las frases no forman una historia, las vivencias, las ideas, las crisis,  los sentimientos, el orden y el tiempo si, ahí es donde se hilan todas las palabras, como en un telar, fluyen, se llenan de colores, de todos ellos hasta transmitir eso que se quiere contar.

No se tiene que ser raro, se tiene que ser sincero y formal, apegarse fielmente a la realidad y porque no también se vale soñar con un lindo final o una historia con gran potencial de desarrollo, pero jamás perderse en la fantasía, no creerse los cuentos infantiles porque ya no estamos en la infancia.

A los 40 a diario formamos una buena historia de vida, vamos escribiendo a diario los errores, los aciertos, se va borrando las pruebas y desechan los errores, damos paso cada día a algo más asertivo, más real, ya nadie nos engaña tan fácilmente.

La mejor historia es el legado que vamos dejando con el ejemplo y sobre todo con el amor y aún seguimos dentro del ensayo.

Si vives con fe, Dios te ayudará con un buen guión.

Es tiempo de comenzar a escribir tu gran historia.

Gracias por tu tiempo.

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