Siento la libertad de voltear al cielo, de creer que Dios me ve, de encontrarles formas a las nubes y sentir en la cara el calor del sol.
Hoy cierro los ojos y se abre la ventana de mi vida entera, como una película encuentro instantes de amor, apoyo, risas, viajes, pláticas, consejos, aprendizajes, rencores junto el perdón correspondiente, un pasado que me formo pero no me limita a ser quien soy y muchos me define en mi presente ni en mi futuro.
Tengo la constante bendición de tener a mi familia de la mano.
He pasado por muchas cosas y hoy se presentan nuevos desafíos de fe, estoy a prueba en carne viva.
Mi corazón por instantes se detiene ante el futuro inmediato.
Hoy me doy cuenta que tener miedo y ser valiente es lo mismo, ambas se viven al mismo tiempo, con la misma actitud se enfrentan.
La vida es lo que ocurre a diario, las decisiones que tomo, como interpretó el cariño que se me entrega y como lo devuelvo desde adentro, con los sentimientos que me dicta el corazón.
Es más fácil sentir que pensar, pero es un hecho que hay que pensar para expresar lo que se siente, así no se cae en los resentimientos por tanta sinceridad que a veces no es buena.
La Paz y el amor van de la mano, la fe y la esperanza también, cuando las oraciones suben las bendiciones bajan y la familia que reza junta, dicen que permanece junta.
Son días de fe, de encuentro, de entrega sin medida de amor sincero, quien no pueda, mejor que no se acerque. Es mejor rodearse de personas empaticas que de amores convenencieros.
A los 40 desde adentro, desde mi más profundo interior experimento sentimientos que pensé no volver a sentir, el miedo y la fe se reconcilian de una forma muy extraña, entrego mi día a Dios desde la mañana hasta la noche, se, estoy segura que el arcoiris no tarda en salir, la comunión con el cielo cada día es más cercana, sé que me escuchan, que están conmigo, hay una luz, sé que pronto saldrá.
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