Llego el momento de sacar lo que molesta y voltear a ver el cielo, de respirar profundo y tener un poco mas de paz, de no correr pero si de andar mas segura, de sentir mas y dejar de pensar tanto, de ya dejar de ver tanto el futuro y concentrarme mas en el presente que es lo que apremia mas, el mañana vendrá seguro y estaré ahí para recibirlo en armonía.
Es momento de abrazar, de criar, de cuidar, de marcar más limites y de dar mas confianza sin dejar de vigilar, sin dejar de amar incondicionalmente.
Es momento de cuidar la salud, la de la familia y la propia.
Es momento para tender mi mano a quien la quiera tomar.
Es momento de encarar errores y corregirlos, de quitar lo que no sirve y de hacer limpieza en todos los sentidos.
Es momento de concentrarme y liberar las emociones, el tiempo y ¿porque no? las lagrimas.
Es momento de comenzar a soltar las alas que he formado en mis hijos, poco a poco pues no hay prisa.
Es momento de aceptación, de valorar a quienes ves y no ves frecuentemente, de dar amor y comprensión en cualquier nivel y circunstancia.
Es momento de enfrentar, de hablar y de conciliar, tal vez mañana no puedas hacerlo.
Es momento de vivir plenamente, de subirte al columpio para sentir la emoción de tener vida en cada subida y también en cada bajada.
Es momento de ser positivo y de ser más humano, apaga tu teléfono y ve los ojos de quien tienes enfrente.
A los 40 después de este mes tan golpeado comprendo que hay personas y situaciones que se dan por sentadas porque creemos que siempre están ahí, hay que voltear a verlas para retomar y mostrar nuestros sentimientos, hacernos presentes, eso es lo importante, demostrar la importancia de sus vidas en la nuestra.
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