Hay muchas cosas buenas que no puedo dejar de hacer y hay muchas cosas que no hago por torpeza.
No puedo:
Dejar de reír de todas las ocurrencias de mi hijo.
Dejar de reír al escuchar la risa contagiosa de mi hija.
Dejar de salir diario un rato al sol para sentir como calienta mi cuerpo y mi corazón.
Dejar de dar gracias a diario por la bendición de tener a mi familia completa.
Dejar de sentirme protegida al tener a mi lado a mi Papá hermoso.
Dejar de hablar con mi hermana a diario.
Evitar hablarle a mi perrita Danzka como si de verdad me entendiera. (Y con un tono francamente ridículo jajaja)
Dejar de ver muchas series.
Dejar de leer libros.
Dejar de reírme con los chats y reuniones de mis Hermanas Boston y mis amigas del café de los miércoles, son mi terapia.
Dejar de asistir a los desayunos del sábado con mis Tías y mis primas del alma, ahora estelares del meme, jajajaja.
Pero también no puedo:
¡Doblar la sábana de cajón! La verdad no lo logro, ya lo he dicho y queda como una bola, lo he superado, que la doble alguien mas.
Trapear, me declaro inútil, mi piso queda horrible, no se me da.
Dejar de buscar un munchie por la tarde, mi hija es cómplice y me lleva a lugares deliciosos.
Dejar de llorar si veo a alguien hacerlo.
Escuchar la música electrónica, mi hijo me tortura jajajaja.
Decir no a una invitación de café o de cine.
Ocuparme de las plantas, es terrible, se me mueren, solo tengo tres y de verdad son muy nobles porque llevan años conmigo y siguen fuertes y bellas, pero llega una nueva y dura poco.
Pintar un cuadro, estuve en clases y al pintar unos árboles mis Papito me dijo que porque pintaba unos guantes...desistí.
Guardar mis sentimientos.
Dejar de querer a alguien sólo porque me decepciono.
No comprendo a las personas que terminan una amistad como si fuera basura.
Dejar de comer palomitas y chocolates.
Tardarme menos de un día en empacar una maleta, lo se, es ilógico, no puedo.
Dejar de sentirme triste en el regreso a clases.
Dejar de cantar dentro del coche.
Ver películas de terror, me asustan, me agobian, no las tolero.
A mis 40 ya no me preocupa lo que no puedo hacer, siempre va a haber quien te ayude y mejor disfruto y mucho lo que si puedo, por ejemplo, escribir este blog y compartirlo contigo.
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