" No le tema tanto a equivocarse que usted no intenta nada nuevo en su vida. La hoja de vida más triste de la vida contiene estas tres cosas: Pude haber hecho, tal vez hubiera hecho, y debería haber hecho." Louise E. Boone.
He observado a muchas personas en los últimos días, todas cercanas que se han dado cuenta que la vida no es lo que ellas esperaban y que tampoco estaban donde siempre soñaron estar.
Desde niñas nos enseñaron valores que a lo mejor en estos momentos y por el cambio de épocas ya no están tan vigentes por decirlo de alguna forma, a diario evolucionas, no puedes ser la misma persona que eras hace un mes o un año, siempre hay un momento que te cambia, que te jala para crecer en todos los sentidos.
A lo mejor dejabas la vida trabajando y en eso se fue tu salud y perdiste la oportunidad de casarte y ser feliz como en los cuentos o tal vez justo lo contrario, te casaste y renunciaste a tu carrera para formar una familia y siempre quedo el hueco profesional dentro de ti.
Hoy tenemos que buscar un punto medio, a lo mejor ya no puedes regresar a tu trabajo o tal vez ya dejas por La Paz la búsqueda del príncipe azul porque el tono de azul jamás te convenció para vivir tu vida de sueño, tal vez dejas tu trabajo para atesorar momentos familiares que te estás perdiendo o buscas otra actividad que te permita ser feliz con las dos opciones.
Creo que es tiempo de buscar la paz interior, de ser feliz, de entregar al cien todo y de recibir también al cien todo, acostúmbrate a recibir, no sólo de dar y dar se trata la vida, todas necesitamos sentirnos Valoradas, queridas y realizadas.
Aprende a soltar y dejar a un lado todo lo que te haga ruido, lo que te quite tiempo y aprende a decir no cuando menos ganas tienes, no recibas nada si no te suma, con esto me refiero a la criticas o comentarios negativos, oídos sordos, y ábrete a las personas que hacen de tu vida un momento feliz y mejor.
No es fácil abrir los ojos a las realidades que no nos gustan así como tampoco lo es tomar decisiones que nos afectan todo el futuro.
Cabeza fría para pensar, el estómago no es bueno para hablar en voz alta.
A los 40 me acostumbro a recibir y sigo entregando lo que de verdad siento, ya aprendí a despedirme de lo que me daña y trabajo en todo aquello que puedo arreglar, me rodeo de personas valiosas, buenas y corro a toda velocidad de las que son lobos con piel de borrego.
Agradezco la familia, la salud, las bendiciones y las deseo por igual para todos los que me rodean.
Gracias por tu tiempo.
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