domingo, 18 de octubre de 2015

Asco, compasion, amor,

Que fuerte se escucha:

"Asco, compasión, amor"

Vamos al inicio:

Cuando tienes un bebe los primeros pañales son todo un reto, no podemos evitar sentir un poco de asco y se seguro que habrá bastantes personas que hayan corrido a vomitar, pero al cuarto ya es un acto casi automático y el sexto ya es de amor y se acabo el asco.

Así pasa en general con todo el mundo, pero ¿que pasa cuando ese ser no es tu bebe, vamos ni tu pariente cercano y se convierte en un adulto?

Para no irnos mas lejos, un adulto, ponle la edad que sea, enfermo o con alguna discapacidad, ¿fuerte no?

Lo normal al "cambiarlo"es que nos de un asco monumental, vamos a llamarlo por el nombre: los mocos, las babas...los temibles pañales, esos no huelen ya a papilla, el olor es a cloaca o a amoniaco...no es agradable, pero...lo puedes hacer, aquí entra la compasión, terminas y te sientes bien, analizas, no te sietes bien por ti, te sientes bien por el trabajo hecho, bañaste, limpiaste, acomodaste a una persona necesitada de ello, bien por ti.

Pero, ¿si volteas a ver los ojos de la persona? tal vez no pueda hablar, pero si ves sus ojos...verás agradecimiento, en ese momento tocan realmente tu corazón, hay que volver a limpiarlo, pero lo haces con amor, ya no ves babas, no ves pañales, ves a un ser humano, se acaba el asco, la compasión, ahora es empatía, amor a tu prójimo.

A los 40 se que no todos estamos hechos para la labor social, pero piénsalo, el poder devolverle la dignidad a alguien con el simple hecho de sentirse limpio, respetado, amado, es digno de intentarse ¿no crees?, a nadie le gusta depender de nadie y menos en los aspectos de su higiene personal, que alguien te ayude con amor, tolerancia y respeto, ha de ser algo que ayude mas que a su cuerpo, a su alma y corazón. 

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