En estos días me he dado cuenta que:
Todos tienen casas más grandes y lujosas, pero las familias están más separadas.
Se compran mas cosas que no se necesitan y las deudas crecen mas.
Se confunde la confianza en los hijos con libertad sin limites.
Se sueña mas y se concreta menos.
Hay menos tolerancia a la frustración y mas relaciones rotas por lo mismo.
El amor ya paso a ser un motivo de condicionamiento.
Las familias políticas ya son motivo de discordia e intrigas entre las parejas en lugar de formar una mas grande y unida.
La salud por lo mismo se pierde más frecuentemente.
Las envidias son ya el pan nuestro de cada día en lugar de ser la celebración de los éxitos que no son propios.
Rezamos menos y esperamos mas.
La moral, esa ya es desechable.
La fe se ha convertido mas en concepto que en esperanza.
Los niños son merecedores y no ganadores, con esto me refiero a que en lugar de ganarse lo que tienen con buena educación, actitud, calificaciones, respeto y ayuda en la casa se les ha inculcado el pensar que por el simple hecho de ser niños ya tienen derecho a todos los beneficios que la moda y la banalidad les indica.
Me llena de tristeza ver que en los hospitales cada vez hay mas personas solas y en los chats hay mas preocupación, una llamada ya es algo inexistente.
A los 40 no me gusta generalizar, me siento afortunada de decir que tengo personas muy valiosas a mi lado y conozco otras igual de maravillosas, pero en general siento que todo esto forma parte ya del gran legado de la mercadotecnia y la competencia de ver quien es mas hablando en cualquier sentido, ya sea económico, falsa moral o impresión social.
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