El día que me di cuenta que ya no duermo tanto no por el insomnio sino porque espero ver la salida del sol, que me maravillo solo de escuchar las risas de mis hijos cuando están platicando juntos, me doy cuenta que soy otra persona, ya no soy la misma, he cambiado tanto por dentro, como por fuera.
La edad ya se nota mas, la importancia a ciertas situaciones o personas ya se ha perdido y hoy doy paso a las que de verdad valen la pena, a las que en verdad pertenece mi corazón y mi entera atención.
Hoy, me doy cuenta, que la relación que mantengo día a día con Dios también es diferente, hay un diálogo profundo, no son puras peticiones, hoy experimento una comunión más íntima, me ha regalado paz y una visión nueva a todo lo que me rodea, mi agradecimiento se torna diferente, ya las cosas materiales tienen otra dimensión e importancia, hoy descubro que mi corazón es mas fuerte, con más cicatrices profundas, pero al final del día son solo eso cicatrices que se quedan pero que ya no lastiman el alma.
Este día me doy cuenta de la cantidad enorme de bendiciones que tengo, no es que no las notara antes, solo que siempre se dan por sentadas, no te das cuenta de ellas hasta que puedes perderlas, hoy se que son mías soy mas consciente de que existen, las toco, las respiro, las percibo, las siento y lo mas importante es que las vivo con la intensidad que merecen.
El sentir la mano de mi familia, el abrazo y bendición de mi Padre hermoso, el compartir con todos el día a día y ver crecer a nuestros niños libres, felices, sanos y con ilusiones es algo que me mantiene alerta con grandes expectativas.
Si, hoy elijo vivir y respirar a todo pulmón toda esa clase de felicidad que se que me espera y a la que estoy dispuesta a esperar con los brazos abiertos y el corazón entregado a ellos.
A los 40 se que el futuro por venir es muy incierto, pero estoy segura de que va ser una gran aventura, hoy, me doy cuenta de que todo pasa y que lo mejor esta por llegar.
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