lunes, 23 de marzo de 2015

Inseguridad y miedo

La inseguridad ya es costumbre hoy en día.

Vivir con miedo es terrible. 

Hace año y medio asaltaron mi casa y de verdad fue la primera y obvio la ultima vez que deje sola a mi hija en casa, fue algo terrible no solo por las cosas que se llevaron y el estado en el que quedo mi casa, lo mas fuerte e importante fue que agredieron a mi hija, la golpearon muy fuerte, ella muy valiente se defendió y logró llamarnos a mi esposo y a mi por teléfono gritando auxilio,estando los fulanos dentro.

Gracias a Diós no pasaron de los golpes y que me la querían asfixiar,no lo lograron porque ella fue fuerte y gracias a mi buen vecino ( a quién no me va alcanzar la vida para agradecerle) que le llame y la saco de la casa, mi niña esta bien y creo que ya supero el mal trago, claro q fue a terapia, pero una muy rápida y eficaz que le dio una muy querida amiga mía, fue una Angeloterapia, la recomiendo y mucho.

Fueron minutos de agonía pensando lo que podría estar ocurriendo en mi casa con mi hija adentro a merced plena de estos tipos, no se lo deseo a nadie, pensé que jamás iba a llegar a salvarla, la palabra miedo cobro un nuevo significado, uno desgarradoramente real, llamábamos a la casa y no contestaba, pensamos que se la habían llevado entre otras miles de opciones.

Corri con el coche por entre las calles, siempre hay patrullas, ese día no hubo ninguna que me pudiera perseguir, el camino fue eterno.

Cuando por fin llegue, estaba media familia con la seguridad, grite por mi hija y mi cuñada me contestó que no estaba…el piso se abrió bajo mis pies…literalmente quise morir de dolor y angustia. Yo soy su madre y no estuve con ella para defenderla, nunca la dejaba y ese día lo hice y además presenti que algo iba a pasar.

Fue en ese momento que salió mi vecino con su familia para decirme que mi niña estaba en su casa, corrí y mi pequeña temblaba de miedo, no paraba de llorar y ardía en calentura, yo la observaba, veía su ropa, la abrazaba, la reconocía, trataba de confortarla y era imposible, que rabia, que dolor, pero al final estaba entre mis brazos, lo demás ya no importaba. Mi agradecimiento eterno a mis amados vecinos que siempre formarán parte de mi familia y de mi corazón.

Llegó mi esposo y casi toda la familia estaba afuera en la calle, decidimos no denunciar para que mi hija ya no pasara por declaraciones y revisiones médicas, es una tristeza, pero en mi país no se resuelve nada denunciando y no queríamos exponer a mi pequeña a mas procesos inolvidables.

¿Mi casa? literalmente volteada al revés, pero no importa, encontraron lo que necesitaban y se fueron rápido sin dañar mas a mi chiquita, eso se los agradeceré siempre.

Hoy esto ya es historia y un mal momento, pero te dejan muy dañado, ahora vivimos entre cámaras,cerrojos, alarmas, rondines de patrullas especialmente en mi casa y es terrible estar así, se que el tiempo nos devolverá la confianza, la pregunta es ¿cuando?.






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